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30.3.20

Las falsificaciones en Córdoba, Argentina

Este es un texto aparecido en marzo de 2016 en el Diario Alfil de Córdoba, Argentina, autor Víctor Ramés. Recuperado http://www.diarioalfil.com.ar/2016/03/04/el-puntilloso-don-del-falsificador/

El puntilloso don del falsificador
La aparición de billetes falsos en Córdoba, en 1897, justifica hilar datos hasta llegar a ese episodio contado por el diario La Libertad.
Autor: Víctor Ramés


El dinero que circulaba en la Argentina durante los primeros años de la nación independiente consistía en monedas acuñadas en Potosí y en Lima, y papeles de tipo pagarés originales firmados por el emisor, que fueron la primera forma del “papel moneda” del país. Su forma bancaria fue emitida por el Banco de Buenos Aires y sólo un año después de la puesta en circulación de billetes oficiales de 1, 3 y 5 pesos (grabados por José Rousseau, un francés) se descubrieron en Buenos Aires las artes minuciosas de un falsificador. Con fina artesanía, el joven calígrafo y grabador Marcelo Valdivia imprimió billetes tan buenos que hasta los empleados del banco contribuyeron a su movimiento. Descubierta la estafa, Valdivia fue condenado a muerte, pero el color le volvió al rostro cuando se le conmutó la pena por ocho años de prisión. La historia es mencionada por José Antonio Wilde en su libro “Buenos Aires desde 70 años atrás”. El final no fue feliz: el joven preso se arriesgó a falsificar una orden de libertad y, descubierto otra vez, fue la primera persona ejecutada por ese delito, en 1825 en la plaza de Retiro.
Para hacer imposible, o al menos muy difícil su falsificación, se decidió desde 1827 encargar la emisión de billetes a otros países, particularmente los Estados Unidos, en condiciones de brindar ilustraciones de mayor complejidad y un proceso de impresión con planchas de acero. Los primeros circulantes en papel de la Argentina llevaron los rostros de héroes de la Independencia americana, retratos de Jorge Washington, Thomas Jefferson o Simón Bolívar. San Martín no se encontraba entre las opciones.
Casas de monedas inglesas y norteamericanas proveyeron desde entonces de billetes a los bancos argentinos públicos y privados por el resto del siglo XIX y la mitad del XX, ya que recién en 1951 se producirían los primeros billetes en el país. Desde 1881 la moneda argentina fue unificada, y en 1887 se puso en vigencia la Ley de Bancos Garantidos, que autorizaba a los bancos a emitir moneda con respaldo del gobierno nacional. La Ley 3.505, de septiembre de 1897, autorizó a la Caja de Conversión a renovar la moneda circulante y surgió el diseño de una alegoría del Progreso, serie que estuvo en vigencia desde 1899 hasta 1942. Hasta la aparición de esa serie, una gran variedad de billetes circuló en el país, emitidos por el Banco Nacional, por el Banco de la Provincia de Buenos Aires, por las provincias, por los Bancos Nacionales Garantidos y por la Caja de Conversión.
En 1897, cuando estaban en vigencia los papeles emitidos por la Caja de Conversión, que circularon de 1895 a 1899, el diario La Libertad de Córdoba traía noticias sobre la falsificación de billetes de 50 pesos. Cedemos el resto de la página a esa historia, que se destapa en esta ciudad en noviembre de aquel año.
“Biletes Falsos
La Pesquisa
Desde hace varios días teníamos conocimiento que la policía por intermedio de la oficina de pesquisas, seguía las averiguaciones de algo interesante, pero a fin de no entorpecer la acción policial hemos guardado silencio hasta hoy.
Se trata de la circulación de una buena cantidad de billetes falsos de 50 pesos, de los cuales han sido secuestrados 25.
He aquí cómo sucedieron las cosas desde el primer momento.
El día viernes de la semana pasada se presentó a la oficina de pesquisas el señor Marcos Juárez Revol, denunciando que pocos momentos antes en la casa del negocio del señor Javier Álvarez sita en la calle Rivadavia, habían pretendido cambiar un billete falso de 50 pesos, siendo los autores tres sujetos de aspecto campesino.
Un instante después de esta denuncia, y cuando la oficina de pesquisas se preparaba a iniciar las averiguaciones del caso, se presentó el señor R. González, dependiente del señor Javier Álvarez, acompañando a los tres desconocidos a que hiciera referencia el señor Juárez Revol, y ue habían sido detenidos por un vigilante de facción en la calle Rivadavia a pedido del dependiente señor González.
Los detenidos eran tres, Petronilo Tallolas, N.N. y N.N. estos últimos vecinos de Alta Córdoba.
Interrogados que fueron, resultó que quien poseía los billetes era Tallola, uno de los tres y el mismo al que al registrársele las ropas se le encontraron 25 billetes de 50 pesos falsificados.
Interrogado Tallola acerca de su domicilio y de la procedencia de los billetes, dijo que acababa de llegar de la provincia de Santa Fe, y que en esa provincia en el paraje denominado San José de la Esquina, próximo a Cañada de Gómez, un sujeto español de nacionalidad, llamado Eeuterio Ortiz, le había dado los billetes falsos en cuestión.
Sobre Ortiz, el detenido Tallola ha dado también otros antecedentes y fijado puntos que aquel sabe frecuentar, por lo que si resulta verdad la tal declaración, o es difícil que dicho sujeto haya sido detenido ya; pues la policía de esta ciudad, sin pérdida de tiempo, se ha puesto al habla con la de Santa Fe, y hay fundadas esperanzas de que se lleve adelante la pesquisa hasta dar con la procedencia de la falsificación, puesto que Tallola no es más que un simple circulador de los billetes.
Según algunas otras averiguaciones que se han hecho,ha llegado a saberse que Petronilo Tallola no es tal, sino Pedro Antonio Robledo, vecino de la provincia de Santiago del Estero, y que no es de antecedentes muy limpios.
En cuanto a los sujetos N.N. y N.N., que acompañaban a Tallola, han sido puestos en libertad, por resultar que estos ignoraban que los billetes que aquel poseía eran falsos.
A más de los billetes falsos secuestrados al circulador, se le encontraron 12 pesos en buena moneda.
Petronilo Tallola con todos los antecedentes del caso fue puesto ayer a disposición del juez nacional de sección.
(…)
Estos, como decimos más arriba, son de 50 pesos y tienen notable parecido con los legítimos, salvo en la claridad de las tintas, siendo la de aquellos almo más pálida que la de estos últimos. Otra deficiencia es que los primeros con el uso se decoloran fácilmente, según se ha visto por uno de los billetes secuestrados que servía de envoltura a los demás.”

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