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6.2.20

El diseño en los billetes argentinos: todo billete es político


Ante el anuncio de un nuevo diseño de billetes argentinos, nuestros representantes políticos se largaron a presentar diversas propuestas para incluir retratos de ciudadanos célebres como Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Astor Piazzola, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, María Elena Walsh, Julio Cortázar, Osvaldo Bayer, Quino, Caloi, Juana Azurduy, Alfonsina Storni, Eva Perón… aunque en la página del Banco Central de la República Argentina no hay nada de información oficial al respecto.

Animales y próceres en billetes del Banco de Buenos Ayres. Canguros sueltos por las pampas argentinas en un billete de 1856. Washington y Bolívar en un billete de 1827


Los argentinos tenemos numerosas opciones para realizar las transacciones comerciales, como son las tarjetas de crédito y débito, cheques, transacciones y monedas digitales, pero los billetes continúan siendo una de las opciones más utilizadas para realizar transacciones de manera anónima y rápida. Estos “papeles pintados” basan su valor en la confianza que tiene la ciudadanía en el sistema económico donde circulan y en la misma autenticidad de los billetes.
Ante un cambio de diseño en los billetes como el que se propone, surge la duda de si es importante el diseño que transportan, pues lo cierto es que la gente tiene que usar los billetes de cualquier manera, independientemente de las imágenes que los ilustren. La respuesta es positiva y a continuación se exponen algunas de las razones.
Un “buen” billete es aquel que es difícil de falsificar pero fácil de autenticar y reconocer (su valor); que transporta un diseño accesible y que comunica un mensaje que despierta el interés y cuidado del ciudadano. En esta definición se despliegan las cuatro funciones principales del diseño de los billetes que tienen como eje la experiencia del usuario: el control de la autenticidad, la accesibilidad y manejo, el reconocimiento del valor y la comunicación de un mensaje y/o historia.
Generalmente los bancos centrales priorizan en el diseño la función del control de autenticidad, bajo el lema: el billete puede ser bello, pero debe ser seguro. Para dar esta sensación de seguridad se incorporan al diseño elementos en el papel y las impresiones, tradicionales y novedosos, pero lo cierto es que la gente no controla de manera correcta a los billetes y basa su confianza en esa sensación general de que le “parece bueno el billete”. Pero claro, en los tiempos que corren la pérdida de la confianza está más ligada a la inflación que a las falsificaciones de papel moneda.
Aun así, los billetes deberían presentar un diseño intuitivo en el cual sea fácil reconocer los elementos de seguridad y el valor de la denominación. Por ello, los elementos de seguridad tienen que integrarse de manera efectiva y dinámica y el diseño tiene que ser lo más accesible posible para la mayor cantidad y diversidad de usuarios, principalmente para aquellos que poseen una visión reducida o son no videntes. Por ejemplo, emplear colores fuertes, tipografía clara para las denominaciones e impresiones en alto relieve fáciles de navegar con el tacto (diseño háptico). En otras palabras, el billete tiene que ser accesible tanto para las personas con discapacidad como para quienes no la tienen, aunque en estas últimas la accesibilidad estaría implícita.
Y volviendo al eje del artículo, los billetes también podrían transportar imágenes y símbolos que conformen un diseño de identidad colectiva que despierte emociones positivas en el ciudadano, pues hay evidencia de que aquellos billetes que presentan un diseño atractivo y que evoca emociones positivas provocan un mayor interés y cuidado por parte del ciudadano, además de que éste se interesa aún más por los elementos de seguridad incluidos en los billetes.
Entonces, solo queda saber qué tipo de imágenes queremos los argentinos en nuestros billetes. ¿Animales, próceres, personajes de la cultura? Generalmente los bancos centrales no se hacen estas preguntas, pues para obtener la respuesta se requieren de estudios y consultas populares, y es por ello que terminan copiando diseños de identidad de otros países. Así, muchos bancos centrales emplean retratos en sus billetes argumentando razones tradicionales y de seguridad documental: el público puede diferenciar billetes auténticos de los falsos con solo apreciar la calidad de la impresión en alto relieve del retrato (¡y principalmente la de los ojos!).




El retrato de personas célebres en billetes de Francia con Saint-Exupéry y El principito (emitido en 1992), y de Canadá con Viola Desmond, activista de derechos humanos (emitido en 2018). Él se muestra serio, ella esboza una sonrisa.


Pero lo cierto es que ya no es necesario incluir retratos en los billetes para que la ciudadanía despliegue confianza en su moneda. Ejemplos de ello son las familias de billetes de euro, corona noruega y franco suizo. En el euro el diseño es monotemático para todas las denominaciones (arquitectura de diferentes épocas), en la corona noruega el eje temático es el mar pero las imágenes son diversas, mientras que en el franco suizo el diseño es heterogéneo representando diferentes cualidades del país. Es cierto que las situaciones económicas donde circulan esos billetes son distintas a las nuestras, pero también lo es que estas tres familias de billetes, que han dejado de lado el retrato de ciudadanos célebres, tienen grandes índices de aceptación y confianza en sus zonas de uso, además de ser ejemplos de buen diseño de papel moneda.
Otros ejemplos claros de la prescindencia de los retratos para embellecer el diseño, son los concursos que realiza la International Bank Note Society para destacar y premiar los mejores diseños de billetes en el mundo. Del 2004 al 2018, solo 4 billetes tienen retratos de personas en el diseño.



Ejemplos de billetes sin retrato y con altos índices de aceptación y confianza.
El euro, la corona noruega y el franco suizo.


La solución más sencilla y rápida es optar por lo conocido y ya probado, pero tampoco sería del todo descabellado prescindir de retratos de próceres y personas célebres para el diseño de billetes argentinos. Para ello podemos valernos de imágenes contemporáneas que despierten alegría y sentido del humor, sin sesgo político ni religioso y que evoquen una confianza en nosotros como colectivo humano. Esas imágenes podemos hallarlas en nuestra cultura popular, en las artes, en los juegos de la infancia, deportes, actividades diarias, en la educación y salud pública, en las ciencias e industrias. Para evocar a Don Ata o a María Elena Walsh quizás no sea necesario introducir un retrato de ellos, sino los motivos inspiradores que surgen de sus creaciones. O tal vez elegir gestas colectivas que despierten emociones que nos permitan reflexionar el pasado y pensar el futuro que queremos como nación.

Marcos Gianetto

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