En estos días no es frecuente encontrarse con
falsificaciones de billetes que contengan sistemas de impresión tradicionales y
papel con buenas imitaciones de medidas de seguridad. Suelen haber casos de
billetes impresos en offset o serigrafía, pero la gran mayoría de los casos
transporta impresiones digitales: inyección de tinta, láser color y en el mejor
de los casos impresión láser con tóner líquido.
Quizás los "superdólares" sean el último registro
de falsificaciones realizadas siguiendo los estándares de la industria de la
seguridad documental. Un tipo de falsificación que aún sobrevive, aunque a
nivel mito. Si hoy nos encontráramos con una falsificación de ese nivel
pensaríamos que detrás de su producción está el crimen organizado o un estado.
Pero claro, no siempre fue así. En la era AFC (antes de la
fotocopiadora color) existía una tradición de falsificadores que empleaba toda
la parafernalia de la industria gráfica para realizar billetes que de tan
similares a los auténticos, sólo eran detectados a nivel pericial.
Uno de esos falsificadores fue Czeslaw Bojarski, un
inmigrante polaco que se asentó en las afueras de París y que producía "mejores"
billetes que los del Banco de Francia, con la particularidad de que gran parte
de su vida de falsificador la hizo de manera solitaria, sin ayuda de nadie.
Bojarski y sus falsificaciones
Nacido en 1912 en Lancut, Polonia, Bojarski se graduó de
ingeniero civil y arquitecto, y era un inventor prolífico: diseñó sillas
giratorias, cepillos de dientes, lápices de plástico, cápsulas de café, modelos
de navajas, entre otros productos. Para producir sus inventos abrió su propia
fábrica, Obtura, pero quebró antes de patentar sus inventos. Así, sin un
billete en el bolsillo, tuvo una idea: una casa de moneda en su propia casa.
En el sótano de su casa Bojarski preparaba las tintas para
la impresión, producía el papel con fibras de algodón y marca de agua, grababa
las planchas de calcografía y luego imprimía en una improvisada prensa
calcográfica y el resto del diseño en tipografía. Luego, él mismo, se encargaba
de colocar los billetes en el mercado.
Con paciencia y habilidad fue convirtiéndose en un gran
falsificador: comenzó su carrera en la década
de 1950 con las falsificaciones del billete de 1000 francos, y ya para
1958 realizaba excelentes trabajos con el billete de 5000 francos. Su obra
maestra, por la cual fue llamado "el Cézanne de los falsificadores",
es la falsificación del billete de 100 nuevos francos que transportaba la
imagen de Napoleón. Así, Bojarski falsificaba de manera magistral un billete que transportaba la imagen de una figura histórica que alguna vez también fue acusado de falsificador.
Arriba, el billete auténtico. En el medio, el billete falso.
Abajo a la izquierda, la plancha calcográfica del Banco de Francia.
Abajo a la derecha, la plancha de Bojarski.
Para diferenciarlos de los billetes auténticos, Bojarski
introducía en sus billetes un defecto de autor en el pétalo de una flor ubicada
en una esquina superior.
Arriba, una falsificación de Bojarski. Abajo, falta un
pétalo
en la flor ubicada en
la esquina superior izquierda del anverso.
Fue arrestado en 1964, cuando tuvo que agrandar el
emprendimiento e incorporar socios para colocar billetes en el mercado. Su
juicio fue llevado a cabo en 1966 y fue sentenciado a 20 años, pero cumpliendo
los 13 años salió en libertad, falleciendo el 2 de mayo de 2003.
Se calcula que imprimó unos 30000 billetes. Uno de ellos fue
vendido en una subasta en el año 2015 por la suma de 7.173 euros. Sí, sus
billetes son oro puro.
Bojarski, a la izquierda, junto a sus socios.
Fuentes:
https://pl.wikipedia.org/wiki/Czes%C5%82aw_Bojarski
https://coinweek.com/counterfeits/counterfeit-banknotes-the-story-of-czeslaw-bojarski/
https://www.pmgnotes.com/news/article/2652/The-Lone-Wolf-Counterfeiter-Czeslaw-Bojarski/
Revista Infosecura 15.
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